miércoles, 30 de diciembre de 2009

FELIZ 2010



Mis deseos para todos en este nuevo año que comienza. Que nuestras ilusiones se vean cumplidas. Miles de sueños hechos realidad. Tiempo para disfrutar, para compartir. Aire puro que respirar, brillantes amaneceres.Que nunca falte la Luz en nuestros corazones. No dejar pasar la vida sin vivirla de verdad, mirándola de frente. Disfrutar de buenos momentos con quienes queremos y nos quieren.
Abrazos y cartas que den calor al alma.
365 días por delante para compartir con vosotros. Gracias por vuestro apoyo. Siempre.





FELIZ 2010 ¡¡¡

"Donde quiera que vayas, hazlo con todo el corazón"












Foto: Tariq Dajani. Jordan Desert

domingo, 27 de diciembre de 2009

Muerte en Gaza


Se cumple un año de la masacre. Del asedio continuo. Un año del horror en Gaza.
Paz. Libertad. Resistencia.
Yo soy Palestina.

Las llaves...



LAS LLAVES: Simbolizan el irrenunciable derecho al retorno del pueblo palestino a su tierra y a sus hogares que les fuera arrebatado por los sionistas desde 1948.



Un grupo de artesanos del campamento de refugiados Ayda cerca de Belén han estado trabajando durante dos semanas en la construcción de los que ellos denominan “la llave más grande del mundo” para llamar la atención sobre la lucha de los refugiados palestinos por su derecho al retorno a sus casas en Palestina histórica.
Munthir Amira, quien supervisó la construcción de la llave, dijo a los periodistas, "la llave no está a la venta".
Muchos refugiados palestinos todavía tienen las llaves de las casas que ellos dejaron hace 60 años.
Según Amira, la frase "no está a la venta" será escrita sobre la llave en rojo, indicando que los refugiados no tienen la intención de abandonar su derecho de volver. La Resolución Nº194 de la Asamblea de Naciones Unidas, aprobada en diciembre de 1948, dice que deberían permitir a los refugiados que deseen hacerlo volver a sus hogares " en la fecha más pronta posible".


Además de llamar la atención de palestinos, israelíes y del mundo en general, Amira indica que la gigante llave está destinada a dejarle el siguiente mensaje a los niños palestinos, "esta es tu llave al retorno, asegúrense de completar la misión."

Un viaje y unas llaves. Un exilio forzado, como casi todos los exilios. Llevaron bajo el brazo recuerdos, la tristeza y la humillación de quienes son expulsados de sus hogares; y en sus manos, las llaves de aquello que quedaba en el pasado, apropiadas por nuevos habitantes: sus viviendas.


Pero hay más historias sobre llaves. Pequeñas tragedias que ocurren en la actualidad...



"...El ejército israelí sostiene que sus soldados no confiscan llaves. Ahora cerca de 60 juegos de llaves pertenecientes a coches palestinos y confiscadas por soldados israelíes cuelgan de ganchos dispuestas como para una exposición. En total suman más de 100 llaves diferentes. Son llaves de automóvil unidas a llaves del hogar, de la oficina, de la tienda, del almacén..., llaves arrebatadas por los soldados por varias y diversas razones.
Constituyen una muestra del botín privado del soldado X, que acaba de finalizar su servicio militar obligatorio en una unidad operativa del ejército israelí y que cumplido la mayor parte de su tiempo de servicio en los territorios ocupados. X decidió llevarse consigo las llaves almacenadas en un puesto militar cercano a Belén para divulgar las hazañas de sus camaradas. "Cuando entramos en la sala de operaciones vi una caja de metal llena de llaves", nos cuenta. "Entonces me dije: ya que hay tantas, tengo que llevármelas a casa. Algún día tendré que contar la verdadera historia, especialmente después de haber leído unas declaraciones de la Oficina del Portavoz del ejército israelí en las que niega que los soldados israelíes confisquen coches. Me dije: ¡Diablos, si yo mismo he estado en misiones cuyo objetivo era precisamente ése! Por ejemplo, si alguien conducía durante un toque de queda le quitábamos las llaves y le decíamos que fuera a buscarlas al Checkpoint 300 (la barrera de control situada a la entrada de Belén). Así funcionaba la cosa. Estoy convencido de que esas llaves permanecieron colgadas en la sala de operaciones durante mucho tiempo". Llaves unidas a un mando de control remoto, una llave solitaria, un juego de llaves atado a una herradura con la inscripción "Jerusalén" grabada encima. Otro juego unido a una etiqueta amarilla de plástico con un nombre árabe escrito sobre ella. Un manojo de llaves ligadas con un fino lazo de zapatos. Un llavero de Daewoo y otro de Chevrolet -el sueño americano. Una llave de Toyota unida a otra de un Opel. Un llavero en forma de extraterrestre, una llave con la inscripción "Made in Italy"... Más y más llaves, cada una con su propia historia, llaves que una vez abrieron algo para alguien, llaves que fueron esenciales, que acabaron confiscadas arbitrariamente por los soldados israelíes y que nunca fueron devueltas a sus propietarios..."



http://www.rebelion.org/palestina/040426levy.htm



Y otras tragedias mayores, como llevar las llaves de tu cárcel en la mano...



"Hani Amer es un Palestino de 50 años que vive con su familia en el pueblo de Mas'ha cerca de Salfit en una cárcel de un tipo especial. Hani dice "estoy encarcelado y tengo la llave de mi cárcel", apuntando al muro de apartheid y las puertas metálicas con alambre de puas que ha puesto la ocupación Israelí

En la opinión de Hani el sufrimiento mayor empezó a principios de los ochenta cuando Israel empezó la construcción de la colonia "Alkana", y más de eso por la construcción del muro de apartheid que separó su casa de las casas de su pueblo y lo dejó junto a su familia viviendo cerca de los colonos.
Agresiones repetidas de los soldados y colonos , amenazas para que deje su casa, invasiones nocturnas de la casa dejando a toda la familia durante horas fuera por la excusa de buscar sospechosos, disparar a su casa , negar de darle la llave de la puerta que esta cerca del muro para ir y volver a su pueblo, etc.

Después de muchos esfuerzos de las organizaciones de derechos humanos, Hani tiene la llave de esta puerta, controlado por las cámaras de vigilancia que se mueven según los sensores de movimiento. Esta familia no puede salir junta de su casa, uno de ellos tiene que quedarse permanentemente en casa " para no llegar y encontrar la casa llena de colonos y los muebles a fuera" como comenta él...



Historias de llaves. Símbolo de resisitencia.

Un año de la masacre de Gaza. En nuestro recuerdo, siempre.
Palestina libre.

martes, 22 de diciembre de 2009

Feliz Navidad ¡¡







La Virgen,
sonríe muy bella.
¡Ya brotó el Rosal,
que bajó a la tierra
para perfumar!


La Virgen María
canta nanas ya.
Y canta a una estrella
que supo bajar
a Belén volando
como un pastor más.


Tres Reyes llegaron;
cesa de nevar.
¡La luna le ha visto,
cesa de llorar!
Su llanto de nieve
cuajó en el pinar.


Mil ángeles cantan
canción de cristal
que un Clavel nació
de un suave Rosal.



María Madre - Gloria Fuertes



Que la Luz de la Navidad ilumine vuestros corazones. Recuperemos la Esperanza y la Fe.
Busquemos en cada estrella de Belén la ilusión perdida. Un año más volveremos a sentir que el Amor es el camino.

Con todo mi cariño, os deseo lo mejor.

viernes, 18 de diciembre de 2009

La herida Palestina II




...En cambio León se sentía orgulloso de la historia de su abuelo, que siempre encontraba una ocasión para contar como en el 1948 participo junto con toda la comunidad en la creación del Estado de Israel. De su intervención en la primera guerra con los árabes, tomo como suyas la mayoría de las tierras de cultivo de la que hoy es su gran empresa olivarera.

Y es ahí donde se cruzan las vidas de las dos familias. Ante la guerra y la resistencia de los judíos, millones de palestinos fueron obligados a abandonar su patria. El éxodo masivo les llevo a guardar las llaves de su casa, abandonando todo lo que les pertenecía y a comenzar su peregrinar sin retorno. La franja de Gaza, la Rivera Occidental, Jordania, Siria y Líbano, fueron refugio de la mayoría de ellos. Campamentos improvisados, familias de acogida... una nueva vida, el desarraigo y el dolor de la perdida.

El abuelo Wahhab se vio obligado a dejar sus olivos. Con su esposa y sus hijos, emprendió su camino sin mirar atrás. Había perdido a su hijo mayor en la guerra y el odio puedo más que el dolor. Nunca supo que su casa fue demolida, que el viejo Jacob Wais había tomado posesión de sus olivos milenarios, uniéndolos a las miles de hectáreas que ya poseía.
No entendía en nombre de que Dios se podía dejar a un pueblo sin pasado y sin futuro.

Y transcurrieron los años. Las familias crecían, con suertes distintas. Más enfrentamientos, acuerdos sin cumplir. Comenzó la lucha por el agua, la toma de nuevos territorios. El Golan sirio, la península del Sinaí, Cisjordania y Gaza en el 67. La expropiación de las tierras para los nuevos colonos, la persecución de los nacionalistas palestinos. Las bases militares, la total subordinación de la economía palestina a la de Israel.

Los diferentes acuerdos establecidos, la creación de un Estado y la ausencia de otro. La intervención de los países externos, las numerosas resoluciones que han quedado en nada. El camino de una paz ,al parecer, inalcanzable.

Y Abbas había ido alimentando su odio , con las noches sin luz, con el hambre y el frío. Largas colas ante los puestos fronterizos se sucedían para acudir al médico acompañando a su madre, el ruido de las sirenas en la madrugada, la destrucción de las escuela, el miedo que le acompañaba cada día...

La foto de su hermano muerto ocupaba la pared del salón. Su querido hermano, que una mañana se había despedido de él, con la promesa de recuperar lo perdido... No entendió entonces el significado de la palabra “intifada”. Era el año 1987. El levantamiento popular en Cisjordania y Gaza. Un levantamiento que desenmascaró la realidad del opresor y contó con un enorme apoyo en el exterior. Ahora comparte la inquietud que llevo a su hermano a unirse al levantamiento palestino contra los judíos.

Camino de la reunión en casa de su primo Abdul, está seguro que de esta segunda intifada que comenzó en el 2000 le podría llevar a la muerte, pero que merecería la pena si sus hijos consiguen la liberación tan deseada. Ni el muro del apartheid, ni los bloqueos, ni el encerramiento, podrá hacer olvidar a los antepasados enterrados, las raíces palestinas que se extienden desde Gaza, Birsheva a Jerusalem y Belén; desde Nazaret hasta Jaffa y Galilea. La herencia de su abuelo seguirá intacta en su memoria y en la de los suyos. La sangre derramada, las generaciones perdidas. La esperanza intacta del retorno...

León ocupa su asiento en la sinagoga. Mientras oye las palabras del rabino Leví, se siente orgulloso de sus creencias. Sus aspiraciones políticas le ha llevado a unir sus fuerzas a los que proclaman un estado de Israel fuerte ante el mundo, mantener el carácter judío ante el acoso. Más de la mitad de los judíos israelitas han nacido ya en Israel y son las personas y sus creencias lo que hace grande a un pueblo. Ajeno totalmente a las penurias en los territorios ocupados,piensa, que para que haya un ganador, tiene que existir un derrotado... Es la vida.

Para saber más:

http://elproyectomatriz.wordpress.com/2009/02/01/red-judia-anti-sionista-internacional/

http://www.promisesproject.org/

http://unteporpalestina.blogspot.com/

http://www.nodo50.org/palestina/intropal.htm

http://www.rebelion.org/seccion.php?id=17



miércoles, 16 de diciembre de 2009

La herida Palestina, el inicio...


Mi querida Auxi me propuso un reto. No era fácil. Comencé a visitar páginas de internet, a recopilar información. Cantidad de datos, fechas, acontecimiento... Y se me ocurrió que nadie mejor que quien vivió en primera persona el exilio para que me orientara sobre el tema. La madre de mi marido y su familia, formaron parte de los miles de palestino que encontraron en Jordania su nuevo hogar. Acudí a ella, me contó su historia entre lágrimas.
Tenia ya una idea de lo que había sido el proceso de ocupación y sus consecuencias; faltaban los protagonistas. Durante días le fui dando vueltas a la historia, pero no terminaban de encajar las piezas. Hasta que una noche en un sueño, los vi claramente, sus nombres, sus rostros. Estaban ahí, contándome lo que ahora os dejo. Lo contaré despacio. Espero que os guste, que los sintáis como los he sentido yo. Esta es la historia de Abbas y León, pero también la de mi familia y la de millones de familias...


A lo largo de su vida, Abbas Wahhab, hijo de Jabrîl Abu Wahhab, conocía mejor que nadie el odio hacia sus vecinos. Las desgracias de la guerra sin sentido se habían apoderado de su familia. Había perdido a su hermano mayor, algunos de sus primos y a su querido tío.
Su familia había vivido en esta tierra desde siempre. Su abuelo había cultivado olivos. Eran pobres, pero tenían una buena vida. Esta tierra,la ahora ocupada Palestina, había pertenecido a familias como la suya desde hacia siglos. En este pequeño territorio, desértico, donde el agua es el bien más preciado, que ha sido cuna de las tres religiones : Tierra Santa para los cristianos, tierra bíblica para los judíos y ubicación de lugares santos para los musulmanes.

Su abuelo, siendo joven, había vivido la llegada de las comunidades judías , bajo el Mandato Británico. Entre los años 1920 y 1948, aunque sus vecinos de territorio alcanzaban su independencia, Palestina seguía bajo el control colonial a merced de unos cuantos hombres cómodamente sentados en sus despachos...

León Wais, hijo de Calev Wais, caminaba con paso rápido hacia la sinagoga. Había terminado su jornada laboral hacia unas horas. La producción de aceite era excelente este año. Su padre patriarca de una familia acomodada se sentiría orgulloso de él. Desde su lejanos días en Europa los Wais habían sido buenos negociantes. León había nacido en esta tierra, donde su abuelo había llegado en los años cuarenta. Seguidor ferviente de Theodor Herzl, compartía el sueño sionista de lograr un Estado judío en Palestina. La tierra donde se fundo el judaísmo debía ser la patria de los judíos dispersos por el mundo. Comenzaron las disputas por el territorio, y aunque León conocía la historia y no llegaba a creer que la disputa fuera en igualdad de condiciones, había aprendido a guardar su opiniones.

Poderosos judios, hombres como su abuelo,se habían instalado en una tierra que no les pertenecía, fruto de un movimiento exógeno, europeo, con inspiraciones colonialistas,ajenos totalmente a la realidad del lugar y que, además, contaba con el apoyo firme del colonialismo británico.

Mientras, el abuelo Wahhab, luchaba por mantener sus olivares lejos de las manos judías.
Desde su modesta opinión las cosas se estaban complicando. Los árabes palestinos como él, solo querían la independencia de su patria. Y los sionistas habían venido a instalarse en sus tierras siguiendo los planes de control del territorio. Cada día eran más. Creaban sus propias instituciones, ampliaban sus propiedades. Y lo más doloroso era su actitud hacia los árabes, excluyéndolos de todo, discriminandolos, a ellos, que estaban en su casa.

Se apoderaban de viviendas, desalojaban a sus legítimos propietarios, se apropiaban de las tierras de cultivo. Sí, la situación se complicaba cada vez más. Y llego lo que más temían...

Abbas, había oído muchas veces la historia. Llegaron los primeros enfrentamientos. Ante la retirada de los Británicos, las Naciones Unidas, propusieron en el año 1947 la partición del territorio y la creación de dos Estados, uno árabe palestino y otro judío. Y que no llego a buen fin, pues los árabes no estaban de acuerdo con tal atropello que daba la razón a quien había llegado a apoderarse de lo que no les pertenecía,a quienes habían destruido miles de hogares, aldeas enteras. Comenzó la guerra, la lucha que llevaría a su pueblo a dejar atrás su vida, su historia, para comenzar su viaje sin retorno...


(continuará)


domingo, 13 de diciembre de 2009

Cibeles...


Erase una vez...
Atalanta era una joven griega a quien el oráculo había vaticinado grandes desgracias (cosa rara en un oráculo) si contraía matrimonio. La doncella perdió por ello el poco interés que tenía por casarse y se dedicó a lo que más le gustaba: la caza. Como era una mujer muy hermosa y tenía muchos pretendientes detrás suyo, se le ocurrió proclamar que cualquier hombre que aspirase a desposarla debía competir con ella en una carrera. Si ganaba, conseguiría su mano. Si perdía, ella misma se encargaría de darles muerte. Aunque cualquier persona en sus cabales se hubiera mantenido alejada de semejante psicópata, parece ser que muchos jóvenes griegos con especial desapego a sus vidas buscaron suerte y encontraron... el final de su lanza.

Para desgracia de Atalanta y regocijo del oráculo, uno de ellos ganó la carrera. Hipomenes, el muchacho en cuestión, había pedido ayuda a Afrodita, quien le había entregado tres manzanas de oro del jardín de las Hespérides. Siguiendo el consejo de la diosa, Hipomenes arrojó uno a uno los tres frutos durante la competición, provocando que Atalanta se detuviera a recogerlos y llegara después que él a la meta. Hipomenes era listo y consiguió a su amada, pero no lo suficiente, porque se le olvidó agradecer a la diosa del amor el favor que le había concedido. Y las diosas suelen tener un pronto muy malo.

Afrodita, que era especialmente retorcida, encendió la pasión de los dos amantes cuando pasaban junto a un templo de Cibeles, excitándolos de tal forma que no pudieron sino satisfacerlo allí, en las mismas narices de la diosa. El castigo por profanar el suelo sagrado no se hizo esperar, y Cibeles apareció enfurecida, los convirtió en leones y los unció a su carro por toda la eternidad.

< en el pecho y con la cola barren la superficie de la arena.
En su rostro hay ira, en vez de palabras lanzan rugidos,
en vez de casas habitan la selva y, leones temibles para los demás,
muerden con sus dientes domeñados los frenos de Cibeles.>>
(Ovidio, Metamorfosis, Libro X. Canción de Orfeo: Hipómenes y Atalanta)

... Es tu historia. Así me la has contado. Entusiasmada la comparto con los amigos. Madrid contigo merece unas cuantas cartas. Esta es la primera. Vendrán más, te lo aseguro.
Un beso, te quiero.

jueves, 3 de diciembre de 2009

La historia de Lina...

Durante días, cuando me cruzaba con ella en la escalera, bajaba los ojos. Como si sintiera vergüenza de mi. Silenciosa, caminaba detrás siempre de su señora. Parecia filipina. La veía cargada con bolsas, tirando de alguno de los niños escaleras arriba, segun el día.
Me parecía una muchacha triste. Nunca una sonrisa, ni una palabra. A veces sentía que lloraba.

Pregunté al portero de la finca, pero no supo o no quiso darme explicaciones. Hasta que un día me la encontré sola. Me presenté y le ofrecí mi mano. Se aferró a ella como un náufrago a su tabla. En perfecto español me dijo que yo parecía buena mujer, cariñosa, pero que no podía hablar mucho conmigo. Se llamaba Lina y trabajaba en la casa. Su señora le prohibía hacer amistades en el entorno. Me quedé tan sorprendida que no supe qué responder. Volvió a bajar la cabeza y siguió su camino.


Hable con mi marido de la situación. Estaba preocupada por esa chica. Me respondió que era algo normal. ¿Normal? Y comencé a investigar. Siempre había visto chicas que acompañaban a señoras, se encargaban de los niños, de las compras... Calladas, discretas. Pero no sabía hasta qué punto esa relación era cruel para ellas.

Fui observando con más detalle, en el barrio, en los centros comerciales. Y no me gustó lo que vi. Pequeños detalles de dominio, de menosprecio. Empecé a preocuparme realmente por Lina.
Y llego un día que vi por la ventana cómo la familia se marchaba una mañana. No estaba Lina. Salí al rellano y subí a su casa. La llamé, y aunque tardo en abrir, me recibió, asustada.

Le pregunté si podía bajar a casa a tomar un té. Aunque al principio dudó, accedió gustosa. Su familia había salido el día entero. Y así supe que tenia 19 años, que era de Filipinas. Trabajaba casi 18 horas, por 100 dolares que le pagaban tarde y mal. Lo hace por ayudar a su familia.

Había llegado a Jordania hacía casi un año. Y aunque los domingos los tenía libres, apenas conocía a nadie. Se relacionaba con otras chicas en su misma situación. Era cristiana, pero la obligaban a cubrirse. Las otras chicas a las que veía le hablaban de golpes, insultos y amenazas. Pero ella no, golpes no, pero comía separada, dormía en el suelo, en el cuarto de los niños. Cuando su señora se enfadaba, ella se escondia. Se hacía pequeña, por si le daba por pegarle, aunque no hubiera hecho nada. Le dejaban hacer una llamada semanal a su casa, de 5 minutos...

A esas alturas de la relación las dos llorábamos. Le dije que podía contar conmigo, que podía venir a mi casa cuando quisiera.


No viene todos los días, sólo cuando puede. La abrazo, la doy besos y le digo lo guapa que es. Tiene una gran necesidad de afecto y a veces solo entra un minuto para su dosis de cariño, como ella lo llama.
Hemos pasado muchos domingos solas. Hemos ido juntas a misa, le he cepillado su larguísimo pelo. Poco más puedo hacer por ella, las leyes del país amparan a los patronos. Pero mi cariño nunca le falta. Y ella me da tanto, que a veces hasta eso me parece poco para ofrecerle.


En Jordania hay más de 40.000 personas trabajando en el servicio doméstico. Sufren continuos abusos por parte de sus familias de acogida. Las obligan a convertirse al Islam, las retienen el pasaporte, las encierran para que no tengan contacto con nadie. Proceden de Indonesia, Sri Lanka y Filipinas.
El año pasado, 200 de estas chicas se escaparon, se refugiaron en las embajadas. Viven en los garajes y en los sótanos desde entonces. Ante la imposibilidad de volver a sus países, viven en un limbo administrativo. No pueden volver a trabajar. Algunas llevan así más de dos años...


Vivimos tan centrados en nosotros, que nos olvidamos del dolor ajeno. Apenas conocemos al vecino. No nos preocupamos de lo que ocurre a nuestro alrededor. En este mundo donde pasa todo tan deprisa, he aprendido de Lina el valor de un abrazo, la terapia de un beso, el regalo de una sonrisa...



Te quiero preciosa. Mahal kita...

"Tong, tong, tong,
pakitong-kitong..." recuerdo tu canción...





Foto: Jordan Time ( Embajada de Filipinas)

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