Problemas domésticos...

Entre los viajeros, que a pesar de la crisis siguen llegando; y mis problemas domésticos he tardado un poco, pero ya estoy de vuelta.Por fin ¡¡
Ramadan Kareen¡¡¡ antes de nada. Estas semanas han sido de vértigo. Nos ha dado tiempo a casi todo, incluso hemos tenido inundaciones en la azotea de casa. Temporalmente nos hemos mudado y eso me ha alejado del cibermundo, que me acerca a vosotros.
Visita a Damasco y Beirut. Desistimos del crucero por el Nilo, ya pasamos aquí suficiente calor...
Hemos acompañado a viajeros que ahora son amigos. Y para terminar la faena, hemos sufrido la falta de agua durante más de una semana en casa. ¿Podría pasar algo más? pues sí, pero eso es otra historia...
El agua, tan importante por aquí, tan escasa, tan preciada. En un país desértico como Jordania, el agua es oro.El consumo es infinitamente inferior al de cualquier ciudad de Occidente. El agua corriente llega a las casas un día en semana, el domingo. Se almacena en tanques, en las azoteas.Y he aquí nuestro problema.

Llegamos casa después de una semana de trabajo. Por fin, mi cama, mi baño, mi lavadora.
Me dispongo a utilizar cada una de mis propiedades. Empiezo con la lavadora, algo anda mal y no funciona. Mi marido grita desde la ducha. Algo pasa,¿el agua?, pienso. Mis peores temores se cumplen. El agua¡¡¡
Salgo pitando por las escaleras. Bajo hasta la vivienda de Mohammed, nuestro bauab (portero de la finca). Llamo a su puerta, tarda en abrir. Con su natural parsimonia asoma el bigote por el postigo. Con su mal inglés y mi nefasto árabe, le intento explicar el problema. Bendigo la comunicación gestual, que tanto usamos entre los dos.La mejor manera que hemos encontrado de entendimiento mutuo. Le invito a casa, para que explique a mi santo el problema en cuestión.

Tras una retahíla de palabras, me entero de que hace dos días que nuestro tanque se ha sufrido graves desperfectos.No hay manera de que entre agua el domingo.Está vacio ¡¡¡. Que ya está avisado la persona que tiene que arreglarlo. Que es Ramadán y las cosas van más lentas.
Con cara de pena, nos invita a darnos una ducha en su casa; amablemente declinamos la oferta.
Solución de urgencia: unos días en casa de mi querida suegra.

Y así hemos estado. En la habitación de soltero de mi santo, él encantado de estar con mamá y de comer su maravillosa comida en el Iftar (primera comida tras el ayuno). ¿Yo? pues me he tragado todos y cada uno de los culebrones de la tv; además de ver cada sección de "Fatafeat" . Por si tenia algo más que aprender sobre comida árabe.Y he soportado con estoicismo los comentarios de mi señora suegra, sin más.
En fin, que tras las complicaciones llegan más. Espero que todo se resuelva de la mejor manera.
Por cierto, cuanto echo de menos mi cama, por Dios ¡¡
Un beso a todos¡¡¡