viernes, 12 de junio de 2009

Amman, un paseo con sentido




Hay distintas maneras de describir una ciudad a través de los sentidos. Contamos lo que vemos, lo queda para siempre en nuestra retina. Recordamos los olores que evocan sensaciones vividas. También están los sonidos que componen una ciudad a los que prestamos poca atención.

La ciudad también tiene su paisaje sonoro. La ciudad murmura, discute, grita, tiene música, nunca está en silencio, es una fuente sonora inagotable. Algunos de los sonidos de Amman son tan característicos que forman parte de su identidad.

Este es un paseo por los sonidos de Amman, un recorrido evocador para todos aquellos dispuestos a descubrirla de otra manera...

Hay un sonido que forman parte de la cultura sonora de cualquier comunidad musulmana: la convocatoria a la oración desde los hermosos minaretes que decoran la ciudad, desde que amanece hasta la puesta de sol.

Otros son parte de la rutina diaria: la música del camión de reparto del gas, muy parecida al de los vendedores ambulantes de helados que acompañan las tardes de verano, el claxon de los autobuses escolares, los niños en las calles con sus juegos y sus risas... Aquí todavía se juega en la calle.
El silencio de la noche se rompe con los fuegos artificiales que se originan en algún lugar cercano, con la celebración de una boda, el cierre de algún buen negocio, o cualquier otro acontecimiento familiar...

La música es otro de esos sonidos que por las noches se cuela en nuestras hogares: algún local de bodas cercano, los salones de algún hotel con la celebración de una fiesta y, en verano especialmente , el que procede de los grandes altavoces situados en cualquier tienda acampada en alguna parcela vacía, tan atronador que es capaz de alcanzar el barrio más alejado, además de durar horas y horas.

Hay sonidos molestos, que nos llegan a romper los nervios, pero que son parte también del ajetreo diario: el ruido incesante del tráfico, el claxon de los taxis ofreciendo sus servicios,las máquinas de la construcción, la excavadora , los motores auxiliares, los martillos hidráulicos... siempre hay un edificio nuevo, una zanja, una obra en la acera que se eterniza. Sobre todo en esta ciudad que está experimentando un cambio tan grande en su fisonomía.

Y sin olvidarnos de los aromas intensos: los puestos de especias, los pasteles recién horneados, los mercados de verduras, las tiendas de perfumes... completaremos el mapa sensitivo de Amman, la ciudad que permanece abierta siempre para el viajero, la ciudad que se pone su mejor cara cada amanecer... esto es Amman.

Aquí está mi corazón, esta es mi casa.

Un beso, hasta la próxima carta.

Foto: Reuters





7 comentarios:

aapayés dijo...

Siempre es un placer visitarte y leerte.. me quedo con tus escritos..


Te dejo como siempre mis saludos fraternos con mucho cariño

Un abrazo
Besos..

Pilar dijo...

¿Sabes que una de las primeras cosas que hago cuando comienza el día es ir a tu blog? Es tan entrañable y tan bonito todo lo que escribes, que hace que comience el día con una sonrisa.
Consigues que me transporte. Y me gusta lo que veo. Hoy también puedo oir los sonidos de "tu casa".

Eso es magia, ¿no?

Menos mal que no vivo cerca de la tienda de campaña con altavoces...

Un beso muy fuerte.

Anónimo dijo...

¡qué buen paseo sonoro nos has dado por Amman!, nos muestras una ciudad alegre y llena de vida.

Echaré de menos tus cartas y tus palabras cariñosas...

...espero volver renovado, que falta me hace,ja,ja.

¡Un fuerte abrazo, compañera!

Arantzazu dijo...

Hola María, gracias por ese paseo sonoro por Ammán, una ciudad que voy descubriendo gracias a tus escritos y que me hacen desear cada vez más visitar esa preciosa ciudad. Un beso y buen fin de semana.

aramwa dijo...

Genial este paseo por Amman, yo me quedo con su luz inigual y sus aromas mmmm...

Buenaas noches princesa y disfruta del silencio de la noche, si es que no hay bodas claro ;)

Santa dijo...

Estás invitada al mar del Norte... A cambio tienes que hacerme de guía por esas tierras de sudores y felicidad...

Besos de mar

Anónimo dijo...

No tengo que esforzarme nada en entender tus apasionadas palabras....Estamos en la misma onda, compañera.
Estas ciudades que atrapan a uno, son meigas endiabladas de las que cuesta separarse....Yo parto en unos días y ya estoy contando los días para volver...jajaja.
Tu has tenido suerte, has recalado ahí por amor; yo temo que el amor me obligue a abandonarla...
Disfrutémoslas pues, mientras tengamos la fortuna y mañana, los Dioses dirán....

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