Hemos pasado unos días muy animado en Beirut,una ciudad que nunca duerme.Guarda la memoria de mi admirado Gibran Jalil Gibran; las canciones de Fairuz ; los pasos de poetas y escritores de siglos pasados.
Es la pasión por la vida de los beirutíes.Esa pasión que les lleva a los cafés mas tradicionales y las discotecas y clubes que son la cumbre de la modernidad.La ciudad y su alegría,que persiste a pesar de la destrucción.
Mediterranea, bulliciosa, moderna y tradicional a la vez. Pijos vestidos a la última moda, mujeres luciendo curvas de infarto, coches caros.Pero también, la sobriedad musulmana. Todo confluye, igual que las lenguas que utilizan. Francés e inglés los más jóvenes, mezclando términos incomprensibles para los de fuera.Mezcla de religiones, nacionalidades, idiomas , de culturas.
Sobrecoge ver los altos edificios de diseño y las viviendas derruidas durante el conflicto armado.
Edificios históricos que agonizan frente a las torres impersonales procedentes del dinero del petróleo.
Hemos paseado por los barrios más selectos.Asharafieh, situado en una colina, en la zona Oriental de la ciudad. Monot St. tomada estos días de Ramadán sobre todo por cristianos. Que tiene el mayor número de pub y clubes por metro cuadrado de la ciudad.
Gemmayze,donde se dan la mano tradición y modernidad. Sus tiendas de marcas, restaurantes de diseño y coches de lujo en las aceras. Comer en "Al Falamankí" y en "Paul" con sus preciosos jardines es totalmente recomendable.
Tras la puesta de sol pasamos la tarde recorriendo el barrio de Hamra, con sus viejos cafés.El "Café de Paris" donde contemplar el ajetreo de la calle, rodeados de historia.Edificios de grandes balcones y ventanas de tres arcos.De vivos colores e interiores luminosos.
El inevitable paseo por la Corniche. Ver la Roca de las Palomas, otro de los alicientes para disfrutar de esta ciudad.Pasear junto a deportistas, pescadores y jóvenes. Disfrutar del mar y encontrar un precioso rincón donde sentarse.
En la imaginaria "green line" que separó a la ciudad en dos bordes, el hotel Holiday Inn.Cuya esqueleto recuerda lo que fue la Guerra Civil. Llama de atención la gran presencia militar por toda la ciudad.
La Plaza de los Mártires, las Mezquitas, el Museo de Gibran, la Universidad Americana...
Sin duda lo que más me sorprendió fue la vida nocturna.Desde las 7 de la tarde hasta las 4 de la madrugada, puedes comer, beber y bailar sin parar. Uno puede dejarse llevar por la música, por la gente y de repente se te ha hecho de día.Estamos en Ramadán, se llega a unir la primera comida, el Iftar, con la última, el Sahur, antes del amanecer.
Lugares como el BO18, con su elegancia y sofisticación. Taboo, Noir... y muchos otros.
Pienso en Maruja Torres y en otros personajes a los que ha enamorado esta ciudad.Ahora los entiendo mucho mejor. Me voy de aquí totalmente "enganchada" al amor a la vida de sus gentes.
"Beirut es en Oriente el último santuario donde el hombre puede vestirse de luz"
Nadia Tueni
Hasta pronto. Besos
