Ya os veo con ganas de que comiencen las vacaciones, con esa carita que se os pone al imaginar la playa, los chiringuitos, la cervecita fresca, las charlas con los amigos hasta bien entrada la noche...
Quizás estáis ya haciendo la lista del contenido de la maleta, aunque luego metas las cosas más inútiles... ya os veo, ya. El dineral gastado en ese viaje soñado, que seguro será estupendo, pasando calor, rodeados de cientos de turistas y pensando “el año que viene conmigo que no cuenten” , total, siempre decimos los mismo y nunca cambiamos de mes, ¿a que no ? Que más da, es verano... Y mientras, a mi se me queda esa cara de terror, sí, esa de la foto... ¿verano? ¿ya?
Y es que para los que vivimos del turismo el verano es otra cosa, nada envidiable, os lo aseguro. He aquí la experiencia veraniega de esta humilde remitente de cartas desde el desierto más bello y caluroso del mundo...
¿Crisis? ¿qué crisis? . Es cierto que los grupos son menos numerosos:de 45 personas por semana que tuvimos el año pasado, hemos pasado a 20 ó 30.
Primer día.-
La semana comienza el sábado con un vuelo que llega tardísimo. Hace calor, por lo tanto toca madrugar al día siguiente. Antes de las 7.45 ya estamos en el primer hotel. Esta vez comenzamos en Le Royal. Esta recepción me puede, me intimida, siempre espero que me paren en la puerta por llevar esta “pinta”. Aquí debería ser obligación entrar de gala y nada más... La sensación de sentarse en el hall casi vacio de este hotel es sobrecogedora, por la belleza, por la magnitud... (ainnnss, si yo no nací para ser rica). Mientras esperamos, repaso la lista de nombres: muchos apellidos catalanes, algunos vascos,... Antes ya hemos concretado el programa con el chófer, más que nada por calmar los nervios del primer día, que gracias a Dios nunca se suelen perder ya que cada grupo es único.
Van apareciendo nuestros viajeros. Con cara de sueño, espero que bien desayunados, nos miran con curiosidad, preguntándose quizás:¿ serán simpáticos ? ¿y esta, que no parece nativa? ¿quizás otra turista española? ... De momento es más divertido no revelar el misterio.
Camino del siguiente hotel, -esto va por categorías, desde 5* hasta 3*, aunque para nosotros son todos iguales-, completamos el bus y nos vamos a los Castillos del Desierto.
Entre dormidos y expectantes, los miembros del grupo comienzan sus vacaciones con ilusión, y yo me encomiendo a todos mis santitos para que todo salga bien y tengamos una buena semana. Mientras mi compañero les deja un ratito para dormir, voy rogando para que sean participativos, que muestren interés por la historia, por el país. No hay nada más triste y fustrante para un guia que un silencio frio y distante cuando se les invita a preguntar.
Comenzamos en Al Kharana, con aires de fortaleza, de origen omeya y cuya función sigue siendo un enigma. El Palacito de Amra, mi favorito. Pabellón de caza que también servía de hammam. Es el más famoso por su arquitectura y sus frescos, realmente algo “pornográficos” para la época... Preciosa su piedra amarilla y sus formas redondeadas. Azraq, de basalto negro, se le conoce como "la fortaleza de Lawrence de Arabia", dicen que aquí vivió, incluso tiene su propia habitación, visita obligada para los seguidores del personaje... La rehabilitación está siendo magnífica y cada vez se pueden visitar más instalaciones de lo que fue una de las mayores fortalezas del desierto.
Primer buffet jordano, advierto: lo rojo pica siempre, agua embotellada, moderación, no quieran probarlo todo el mismo día... y no, no hay tortilla de patatas, no empecemos con las quejas, ya sabemos que el cocinero no hace el arroz como tu madre, ni se come como en España... señoras, señores, esto no es España, Benidorm sí...
Si la visita se hace rápido, les dejamos un rato libre por las calles del viejo Amman. Lo de “libre” es un decir, pues nos siguen a todas partes... es el primer día andan temerosos todavía,cargados de tópicos; un país árabe, musulmán, hombres barbudos, mujeres cubiertas, uffff que miedito¡¡...anda, anda, y en la próxima papelera que tiren los miedos que aquí ni hay terroristas ni fanáticos, aquí hay buena gente, os queda una semana para descubrirlo.
Por supuesto no les digo nada de esto,una es "profesional", más bien lo pienso mientras caminamos entre maravillosos puestos de fruta, de telas y perfumes de penetrante fragancia.
De nuevo al bus, reparto de hoteles. Nosotros los últimos, total que llegamos a casa pasadas las 9 de la noche... mañana es otro día. Esto no ha hecho más que empezar...
"Continuará"