domingo, 27 de junio de 2010

Un elefante...

El elefante impávido ve pasar a los viajeros. Ajeno a los objetivos de las cámaras posa majestuoso. Su trompa en posición de descanso, le da un aire tranquilo y relajado. Sabe que está en una de las maravillas del Mundo y lo disfruta.
Su color rosado atrae cientos de miradas. Le gusta sentirse observado; sentirse parte de una ciudad eterna. Es un capricho de la naturaleza en Petra y como tal lo vive, lo siente cada día. Es de piedra, por supuesto. Pero ningún elefante tiene ante sí como el, una de las más bellas creaciones del hombre.
Sin duda, es un orgulloso elefante guardián del Tesoro.

Besos y abrazos por igual.

4 comentarios:

Santa dijo...

La verdad que es impresionante las formas que adoptan las rocas...

Parece que va a mover la trompa...

Isabel dijo...

Y ese elefante me trae a la memoria una semana fantástica en la que solo me falto una cosa. Pero claro la felicidad completa ya se que es un sueño
Un abrazo

isis de la noche dijo...

¡¡Y qué tesoro!!!!

A mí el desierto siempre me ha parecido un ensueño... un universo paralelo que es real en la medida en que encierra miles de realidades, todas posibles... todas las realidades que son promesas en el viento, en el 'levante', pobladas de seres que juegan con las arenas del tiempo o con el tiempo que es siempre presente porque cambia a cada instante el paisaje que es el mismo pero nunca es igual...

y por eso y solo por eso, no me extraña que tan insigne personaje se haya transformado en letras para enamorarnos más del misterio que siempre custodia y contempla con la paz del paso de la eternidad.. para la cual nosotros somos brevísimos suspiros de la luz, en la danza cósmica de la cual todo es parte...

besos miles!! amiga querida..

Anónimo dijo...

Y yo lo volveré a ver dentro de tres meses. Y espero que contigo. Qué largos se me van a hacer...

Besos, mi maiga.

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