Las cartas saldràn cada noche cuando se ponga el sol, te llevaràn noticias del dia a dia,a veces cargadas de arena, otras gotas de lluvia y siempre repletas de felicidad por compartir los secretos del desierto contigo alli donde estès
sábado, 27 de marzo de 2010
sábado, 20 de marzo de 2010
Esa extraña sensación...
La mujer sentía una extraña sensación. Los músculos entumecidos del largo viaje. De repente se habían relajado. El trayecto en autobús había sido breve, o eso le parecía a ella . Sus compañeros de aventura se mostraban ruidosos, como niños entusiasmados con las nuevas experiencias, expectantes al devenir de los días.
Contemplando las luces de la ciudad, la sensación fue acentuándose; cada calle que cruzaba, cada ventana iluminada, el ruido del tráfico... todo resultaba familiar.
Llegaron al hotel y cada uno tomó rumbo a su habitación. Ella, una vez instalada, apartó las pesadas cortinas que tapaban las ventanas. Ante ella la ciudad parecía un enjambre de casas blancas . Imaginó una historia en cada ventana sutilmente iluminada: familias en torno a una mesa compartiendo la cena, jóvenes parejas amándose, nunca soledad, ningún abandono, intuyo...
Apenas pudo dormir. Mil imagenes rondaban su mente. La inquietante sensación del déjà vu, de haber vivido, de haber sentido...
Y a la mañana siguiente, al recorrer las calles de nuevo, fue donde reconoció los colores, la luz, los olores de la ciudad...
Contemplando las caras de la gente, sus amables sonrisas, los sonidos de un idioma diferente, pero que sentía extrañamente cercano, sintió que había vuelto . Nunca había estado allí antes, pero se sintió reconfortada.
Quizás en otro tiempo, con otro rostro, con otro cuerpo, pero con el mismo alma.
Había vuelto por fin a casa. De regreso, esta vez, para quedarse...
Besos y abrazos primaverales.
sábado, 13 de marzo de 2010
Adiós al maestro de las cosas pequeñas...
...Porque si la aventura del progreso, tal como hasta el día la hemos entendido, ha de traducirse inexorablemente, en un aumento de la violencia y la incomunicación; de la autocracia y la desconfianza; de la injusticia y la prostitución de la Naturaleza; del sentimiento competitivo y del refinamiento de la tortura; de la explotación del hombre por el hombre y la exaltación del dinero, en ese caso, yo, gritaría ahora mismo, con el protagonista de una conocida canción americana: «¡Que paren la Tierra, quiero apearme!»
Miguel Delibes
Final del discurso de ingreso en la Real Academia
lunes, 8 de marzo de 2010
viernes, 5 de marzo de 2010
Carboneros
Me crié cerca de una carbonería. Recuerdo al carbonero, siempre tiznado, era un hombre amable y atento con todos. Sus hijos pasaban casi todo el día allí después de la escuela. Tiznados también, aprendían el oficio que su padre con tesón se empeñaba en mantener. Allí nos mandaba nuestra abuela a comprar el cisco para el brasero, "la copa", como la llamaba ella. Conteníamos la respiración en la puerta, el polvillo se te metía en la nariz y te hacía estornudar. La oscuridad apenas dejaba distinguir los utensilios. Una nube negra lo cubría todo. Siempre fue un lugar mágico y misterioso para mi.
Con el tiempo el negocio desapareció, una vivienda ocupó su lugar.
La primera vez que vi una carbonería en Amman, recordé los días de mi infancia. De repente, un halo de nostalgia lo invadió todo.
Recordé todo aquello,la luz que se filtraba entre el polvo del carbón, las manos negras del carbonero...
Aquí el carbón es parte fundamental de la vida diaria. En la cocina, para preparar la carne; en un ritual como la preparación de una buena narguile, es imprescindible un buen carbón. En las escapadas al campo en familia...
Es un oficio que se mantiene, que quizás con el tiempo desaparezca, pero que de momento es próspero y los niños lo aprenden de sus padres de manera natural.
Hemos ido olvidando aquellos antiguos oficios. Hemos ido cambiando a las personas que con su labor nos eran cercanas, por otras frías y distantes.
Es el lado menos amable del progreso. Se va perdiendo la memoria de nuestros mayores; aquel oficio que nos enseñaba que la Naturaleza era generosa ya ha desparecido para siempre.
¿Tienes algún recuerdo de un oficio que ya no existe?. Cuentame, cuentanos...
Abrazos y besos por igual
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